Intervención en la Iglesia de Sanlúcar La Mayor 

Sevilla, 2022-2025

 

Proyecto y Dirección Facultativa: J2 edificación y desarrollo

 

Arquitecto, José María Rincón Calderón - Proyecto y Dirección de obra

 

Equipo colaborador de proyecto:

 

José María Rincón Calderón, Arquitecto
Javier Perales Martínez, Arquitecto Técnico
Pablo Rubio Álvarez, Arquitecto
Lourdes Royo Naranjo, Dra. Historia del Arte y Conservadora Restauradora de BBCC
Beatriz Laguillo Gutiérrez, Historiadora del Arte y Lic. Beni Culturali della Chiesa
Antonio Gamero Osuna, Especialidad en Conservación y Restauración
Agustín Martín de Soto, Licencia en Bellas Artes, Especialidad en Conservación y Restauración

 

Equipo colaborador de obra:

José María Rincón Calderón, Arquitecto
Javier Perales Martínez, Arquitecto Técnico

Andrés Moreno Enríquez

 

Promotor: Archidiócesis de Sevilla 

 

Constructora: Sanor

 

Fotografías: Fernando Alda

 

 

 

La Iglesia de San Pedro de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) es un hito urbano y un referente patrimonial y devocional en la localidad. Su rico pasado, desde el punto de vista patrimonial, religioso, devocional y humano, está íntimamente ligado al del municipio de Sanlúcar la Mayor desde la conquista cristiana, en 1251. Su importancia en todos estos campos y su relevancia como ejemplo singular de la arquitectura mudéjar de la provincia, y particularmente del Aljarafe, le confieren una capacidad de generar a su alrededor interés cultural y religioso y atracción de visitantes y estudiosos en este campo patrimonial. Lamentablemente, gran parte de estos valores corrían riesgo de perderse de manera irrecuperable o de deformarse gravemente por el proceso de deterioro material en el que el bien lleva inmerso en las últimas décadas, particularmente desde su cierre al culto. 

 

La Iglesia se encontraba en un estado de conservación general deficiente tanto en su interior como en sus fachadas exteriores. Muchos de sus elementos constructivos aparecían seriamente dañados, expoliados y carecían de unas labores de mantenimiento o conservación sistemática. Además de daños puntuales que afectaban a la estabilidad y a la salubridad y estanqueidad del edificio, la mayor parte de los daños que presentaba hoy el inmueble se manifestaban sobre los sistemas de revestimientos (morteros, fábricas vistas, solerías, azulejos), de carpintería y de instalaciones.

 

La intervención que se está ejecutando desde el pasado mes de julio trata de restaurar los daños en los sistemas constructivos y de consolidar las características únicas del inmueble, facilitando la lectura del edificio y de sus valores patrimoniales y religiosos. El objetivo general del proyecto e intervención de restauración de la iglesia es devolver al inmueble unas condiciones de seguridad, habitabilidad y funcionalidad compatibles con las necesidades del uso religioso (celebraciones litúrgicas, asistencia religiosa a la comunidad parroquial) y el uso cultural (albergar puntualmente eventos de carácter cultural compatibles con el uso religioso).  Se acomete también la reparación de los efectos provocados por los daños y lesiones que el edificio presenta, pensando en facilitar las futuras labores de conservación del propio bien, de manera programada en el tiempo y tratando de minimizar la intensidad y especialización de estos trabajos. Hasta el momento se ha trabajado entre otros aspectos en la sustitución del tejado de la nave central, consolidaciones estructurales en las cubiertas de la nave de la epístola y de la sacristía y en los revestimientos interiores del templo, consolidando morteros y revestimientos históricos de alto interés constructivo y patrimonial.

 

Adicionalmente, el avance de la intervención va aportando conclusiones sobre incógnitas que el proyecto planteaba desde su fase de investigación, tales como la configuración espacial y volumétrica del templo, particularmente de su singularísimo presbiterio elevado, o su relación temporal y física con la mezquita y posibles edificaciones religiosas emplazadas previamente en el mismo área. Del mismo modo, se ha avanzado en la recuperación de elementos constructivos y ornamentales de especial interés, como la decoración de yeserías con atauriques en el presbiterio o las columnas y capiteles de probable procedencia mudéjar que delimitan las dos zonas del presbiterio, que aportan información sobre la posible evolución constructiva del templo. En este sentido, resultan de especial interés las pinturas murales del arco toral, donde se ha desvelado un completo programa pictórico de origen gótico que permanecía parcialmente oculto tras capas de revestimientos y pinturas posteriores.

 

En la misma línea las labores de vigilancia arqueológica de obras y estudio murario desarrolladas hasta el momento permiten adelantar ya algunos datos de interés, estos resultados e hipótesis de trabajo provisionales que deberán matizarse, confirmarse y descartarse durante el proceso de obras. Como resultado de las remociones parciales del pavimento de la iglesia se han podido constatar varias evidencias que vienen a sumarse a las ya localizadas en la campaña arqueológica de 1996, dirigida por Antonio Pérez Paz. Igualmente, el estudio básico de los paramentos aporta también datos de interés para entender el proceso de obras y transformaciones medievales del templo cristiano:

  • Se ha conseguido documentar el perímetro, disposición y número de naves, cotas de uso y mihrab de la mezquita islámica previa a la construcción de la iglesia. Esta dispone de cinco naves siendo la central mayor que el resto. Igualmente, la nave transversal de la quibla dispone de mayor luz. La cota de uso se situaba sobre el nivel actual por lo que sólo han sido detectados los cimientos y arranques de los pilares perimetrales. La quibla ha perdido, debido a las obras de la iglesia, su estructura visible pero no el cimiento, que trasciende el límite del templo actual. Resta por conocer el sistema de arcos, pilares o columnas, cuya huella podría localizarse en algún punto aún por excavar. No obstante, los niveles previos al pavimento actual de la iglesia son funerarios en toda su extensión y están completamente alterados, por lo que las perspectivas de pervivencia de algún pilar son escasas.
  • El análisis del muro oriental de la mezquita descarta la existencia de un esfuerzo constructivo para ubicar un ábside provisional por lo que entendemos que la cristianización documentada tras la conquista castellana no debió afectar a la estructura del edificio.
  • El templo cristiano no aprovecha nada de la antigua mezquita, que queda dentro. Los muros cristianos o están superpuestos (caso del lado norte) o directamente están fuera lados sur y Oeste) o sencillamente están muy alejados del muro Este, situado bajo los primeros peldaños de la escalinata del ábside. En síntesis, la mezquita fue derribada, explanada y en modo alguno condicionó directamente la construcción cristiana.
  • La iglesia de San Pedro manifiesta en alzado numerosas irregularidades que parecen definir una reparación estructural significativa en el tramo oriental del ábside. La fábrica, abovedamiento y ajustes en los apoyos centrales, así como algunas discontinuidades estratigráficas, dan a entender que el extremo oriental colapsó y fue reparado bajo parámetros cualitativos inferiores.
  • De los dos puntos anteriores deducimos, en este caso como hipótesis de trabajo, que tal vez el primer templo fuera levantado en época de Alfonso X y la reparación citada fuera obra de Pedro I, ya en el XIV. Sólo un picado general del templo, que no está previsto en esta obra, el estudio de los materiales cerámicos de los cimientos de ambas fases, que tampoco está previsto, y los resultados de las dataciones radio-carbónicas, que ya están encargadas, ayudarán a resolver la cronología. Es este un asunto de importancia singular para la Historia de la Arquitectura mudéjar y las implicaciones en el discurso histórico, en caso de confirmarse la datación alfonsí, serían notables.
  • Entran en juego en este análisis las yeserías mudéjares del ábside, el programa gótico pictórico del arco toral y de los testeros orientales de las naves laterales, recién descubiertos, que podrían pertenecer a una fase de reparación o varias entre el siglo XIV y el XV. Existen decoraciones previas amortizadas por las recién descubiertas.
  • Finalmente, a falta de otras posibilidades de análisis, y una vez confirmada la morfología de la mezquita y la de la iglesia, planteamos la posibilidad de que la exagerada elevación del templo cristiano en su zona absidial, cuya justificación más directa es la necesidad de mantener un paso hacia el cementerio, se debiera a que la necesaria construcción del ábside acercaba de manera inevitable el templo a la muralla interior del castillo, lo que impediría el paso hacia el cementerio.